La descentralización se refiere a la propiedad de un sistema en el que los nodos o actores trabajan de forma concertada y distribuida para conseguir un objetivo común.
Un ejemplo de este sistema sería una empresa que se basa en la franquicia para expandirse, en la que se permite a personas dispuestas a comprar una franquicia, abrir su propia sucursal de la empresa y tomar decisiones de gestión independientes en cuanto a la contratación, la organización del flujo de trabajo, etc.
Al no depender de un punto central de autoridad, las organizaciones descentralizadas son más robustas que sus homólogas centralizadas; a diferencia de éstas, en las que un mal funcionamiento de la entidad rectora inhabilita a toda la organización, los sistemas descentralizados siguen funcionando incluso cuando una o varias partes de ellos dejan de funcionar. También son más democráticas y menos propensas a la censura.
Las organizaciones descentralizadas también tienen desventajas, que surgen principalmente de una falta de visión unificada y una clara separación de responsabilidades. Esto tiende a dar lugar a una menor eficiencia en comparación con una organización centralizada de pensamiento único.
Este problema queda demostrado por el hecho de que en 2020, la red de Bitcoin consumió más de 70 teravatios/hora de electricidad, comparable a todo el país de Chile, a pesar de que sólo puede procesar entre cuatro y siete transacciones por segundo.
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